domingo, 29 de septiembre de 2013

Ideas sin dueño. Cultura hospitalaria.

Hace unos años viajé a Dakar, la capital de Senegal. Nunca olvidaré aquel viaje que guardo en el corazón. En una de las visitas a Dakar, quizás a la Catedral o al mercado central, pasamos por las inmediaciones del Hospital donde resultaba llamativo ver a muchas personas que con cuencos de fruta entre sus manos paseaban por las inmediaciones. 
Sam, nuestro guía, nos aclaró lo que no fuimos capaces de deducir: "Llevan fruta a sus familiares hospitalizados para ayudarles a reponerse". 

Será difícil que hoy alguien lea o vea algo que destile tanta lógica como eso. La escasez tiene la virtud de descubrir la esencia de las cosas. Para mi, un hospital es un bien que forma parte de un tesoro que genéricamente llamamos "la sanidad" cuya finalidad es preservar y proteger la salud de las personas.  Esa es la esencia de estos benditos "monstruos" que nunca descansan y acogen durante las 24 horas del día y los 365 días del año a miles de personas.



Siempre he percibido los hospitales como una ciudad dentro de la ciudad. Todo en el hospital tiene pinta, huele, sabe y suena a hospital. Todo menos una zona cuyas paredes se visten con la gratitud de los niños. En pediatría el hospital  es distinto y es que el arte, en este caso de los niños, hace sentir bien y sentirse bien es salud. Si damos por buena esta reflexión llegaremos a la conclusión de que introducir arte en los hospitales, como llevar fruta a un familiar para reponerse, tiene mucha lógica.  

¿Qué tiene esto que ver con el emprendimiento? Mucho, muchísimo. Creo que una iniciativa empresarial cuyo objeto sea producir contenidos culturales para hospitales y gestionarlos puede ser una gran idea.  El arte, la cultura en general, el diseño, puede estar presente en el hospital sin afectar a su esencia, sin entorpecer su funcionamiento y sin perturbar a las personas hospitalizadas. El cómo hacerlo para que haga bien, para que cale, para que se quiera, para que sea sostenible y, por tanto, se quede, es lo que está por descubrir. Se podría empezar con algo sencillo, como por ejemplo, el arte con frutas...

Ah ¿Que quién paga eso? ¿Quién financia la cultura hospitalaria? ¿No acabamos de decir que el arte hace sentirse bien y eso es salud? Entonces, si es así, está claro quien es el cliente y...un momento, un momento, cuando hablaba del cliente, de pagar, no me refería a la administración, me refería a los laboratorios. Quizás quisieran incluirlo en eso que llamamos responsabilidad social empresarial. 







Garboó Riocía & García Rioboó











2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Conde, yo iría un poco más allá…si con el arte se cura, quizás la RSE pueda ser un prescriptor de la innovación empresarial, en la medida en la que sea aplicada a la actividad de la organización, y no como un proceso de marketing. Buena entrada. acg

Unknown dijo...

Si alguien se anima, me apunto!, me parece una fantástica idea.
Qué buen rollo da leerte.
:)