viernes, 24 de abril de 2015

¿Dónde está walli?

Uno de los grandes objetivos que perseguimos al formarnos es obtener conocimientos  que nos permitan acceder a eso que tan inapropiadamente se llama mercado laboral. 

Nuestro primer curriculum vitae marca el inicio de una etapa en la que tras haber dedicado mucho tiempo a nuestra formación nos planteamos como gran objetivo el de trabajar.  

Y es en esa etapa y es persiguiendo ese objetivo cuando uno se da cuenta de que miles y miles de personas han pensado exactamente lo mismo.  


Sin quererlo, sin saberlo, miles y miles de nosotros nos hemos convertido en Walli.

¿Cómo alguien me va a encontrar si somos miles y miles y todos iguales? 

Quizá si pudieras demostrar que serás un buen trabajador. Pero ¿Qué es ser un buen trabajador?

¿Sabrías responder a esa pregunta? ¿Has dedicado tiempo en formarte para ello? 




Garboó Riocía & García Rioboó 

lunes, 16 de febrero de 2015

Medallas de corcho

Sí, sí, hablo en serio, medallas de corcho ¿Por qué no hacer medallas deportivas de corcho? No, no me refiero a añadir un nuevo tipo de medalla para los clasificados en cuarto lugar en una prueba deportiva, sino a emplear el corcho como materia prima para hacer las medallas deportivas.

Digo esto porque las medallas deportivas de oro, de plata y de bronce, normalmente ni son de oro, ni son de plata, ni son de bronce.  He leído que las últimas medallas de oro, que eran totalmente de oro, se entregaron en los Juegos Olímpicos de Estocolmo en 1912.

En los últimos Juegos Olímpicos celebrados hasta le fecha, los de Londres en 2012, la medalla de oro, tenía tan solo un 1.34% de oro, un 92.5% de plata y el resto era cobre. La medalla de plata sí que puede considerarse como tal, pues tenía un 92.5% de plata y un 7,5% de cobre. Finalmente, la medalla de bronce se componía de un 97% de cobre, un 2.5% de zinc y un 0.5% de estaño. Está claro que el valor de la medalla no es el material. 

Al hacer este post, yo no estaba pensando tanto en las medallas que se entregan en olimpiadas, o en campeonatos mundiales y sí en las que se entregan a miles de niños y de niñas que participan con sus equipos en las ligas y campeonatos que se organizan en sus respectivas regiones. Esos niños y niñas merecen algo especial y ese algo especial pueden ser unas preciosas medallas de oro, de plata o de bronce, o simplemente medallas de participación, hechas en corcho, un material extraordinario por naturaleza. 

25 años aproximadamente, sin que quepan atajos, necesitará el alcornoque, quercus suber, para ofrecernos su corteza, pues eso es el corcho. Llegado ese tiempo, durante el verano, para no dañar al árbol, tendrá lugar la saca, y los alcornoques serán pelados con destreza y mucho cuidado por avezados corcheros. Así, desde entonces, cada 9 años hasta los aproximadamente 175 o 200 años. Todo ello sin cortar ni un solo árbol, sin generar residuos y sin alterar ese maravilloso ecosistema que es la Dehesa. 

Todo se resume en naturaleza, tiempo y equilibrio.

A mi no se me ocurre mejor material que el corcho para distinguir a un deportista, pues el corcho es, lo que debe ser el deportista, un obrar natural presidido por el respeto.

El corcho también se merece una medalla. 





Garboó Riocía&García Rioboó

Extremadura sería medallista en unos campeonatos mundiales de producción de corcho.

lunes, 19 de enero de 2015

Pies ¿Para qué os quiero?

A la vista está que una de las cuestiones más difíciles de conseguir en las ciudades es una buena movilidad. Esta cuestión, superada por lo general en los municipios pequeños y que por eso y un montón de otras cosas son tan atractivos, es aún una asignatura pendiente de las colapsadas ciudades.

El sueño dorado de un regidor municipal es "solucionar el tráfico de su ciudad" Sobre esta cuestión esencial hay que hilar muy fino pues lo bueno o malo que se haga alcanza a todos y sus consecuencias se dejan sentir en muchos órdenes de nuestra vida, incluso en nuestra propia salud y en el bienestar personal. Las decisiones en materia de movilidad tienen que ser muy medidas, testadas y, sobre todo, congruentes.

Se suelen acometer largas, molestas y caras obras civiles, establecer zonas con aparcamiento restringido, pago de tasas y un largo etcétera de medidas que donde demuestran mayor eficacia es en su capacidad recaudatoria. Echo en falta otra serie de medidas, de naturaleza distinta a la anterior que pongan más el énfasis en las personas.

El transporte público, según se nos dice, es deficitario. Pero ¿Por qué es deficitario? ¿Es una cuestión de costes o es una cuestión de viajeros? ¿Por qué se actúa sobre el precio si lo que se necesita es conseguir más usuarios? ¿No es una incongruencia subir el precio del bus a quienes ya lo usan?

Hay que atraer nuevos usuarios al transporte público y por supuesto que para ello hay que mejorarlo, pero sin esperar que esa mejora se traduzca en una parada en la puerta de casa, otra en el destino y una frecuencia de paso cada cinco minutos. No nos engañemos, eso es el coche. Vamos a verlo de otra manera y convengamos que uno de los beneficios del transporte público es que te exige caminar hasta y desde la parada.

Partiendo de la base de lo anterior, para atraer nuevos usuarios hay que explorar con cosas nuevas. Estas sobre las que reflexiono yo las incluyo en lo que me permito llamar, seguro que impropiamente, marketing impositivo.

¿Ha probado alguien a compensar la subida anual del impuesto de circulación con un descuento equivalente al adquirir un bono bus? 

Yo usuario de coche, que no de bus, entiendo mejor que suba el impuesto de circulación antes o en mayor medida que el precio del bus y aún lo entendería mejor si con la subida se me ofreciera un descuento equivalente o incluso superior al adquirir un bono bus o abono de transporte.

¿Ha probado alguien que el precio del bono bus fuera deducible en el impuesto de circulación? 

Pienso yo que igual que se "sacude" al que utiliza el coche en la ciudad, por qué no se premia a quien aún teniendo vehículo utiliza el transporte público y estimularle para que mantenga esa conducta.

¿Ha probado alguien a limitar el uso de la zona azul para un mismo vehículo? 

Si siempre que nos desplazamos al centro de las ciudades en coches, aún pagando, encontramos sitio en la zona azul, por qué no limitar el consumo de la zona azul a una determinada cantidad mensual. Es decir, hacerlo de tal modo que ni aún queriendo obtener el ticket se pudiera hacerlo. Ello empujaría a compartir coche, usar bus y, sobre todo, a caminar. Técnicamente sería extremadamente sencillo de llevar a cabo.    

¿Ha probado alguien a combinar el impuesto de circulación con una tarifa plana con el bono bus y un bono de zona azul?

¿Por qué no se suman los taxistas y se intenta crear un bono taxi?

¿Por qué no se introducen en la coctelera el uso de los aparcamientos públicos?  

Y ya en otros ámbitos, además de la fiesta de la bicicleta, del día mundial sin coches... ¿Por qué no se obsequia a todos los niños en educación infantil y primaria con un billete familiar para que hagan un trabajo que requiera un recorrido en bus acompañados de sus padres? 

Y después de todo eso ahora me pregunto yo: Pies ¿Para qué os quiero? ¿Por qué, con lo bueno que es, nos cuesta tanto caminar? 

La movilidad es compleja y nunca debe abordarse por partes pues todo está conectado, quizá lo que ocurre es que falta perspectiva. Denle vueltas, innoven, pongan imaginación, hagan números y a lo mejor nos llevábamos ¡una muy grata sorpresa!

Mejorar la movilidad es un reto para emprendedores. 









Garboó Riocía & García Rioboó