domingo, 19 de enero de 2014

El valor añadido

Si a la pregunta de cuál es el valor añadido de tu empresa respondes con un recurrente, el trato personalizado, debes saber que estás empleando la misma respuesta que emplea un porcentaje muy elevado de las personas a las que se les hace esa misma pregunta.

¿Es valor añadido ofrecer algo que dicen ofrecer todos? A mi juicio, no, como tampoco es ofrecer valor añadido aquello que es ordinario y consustancial a la propia actividad, pero que los "departamentos de exageración" de algunas empresas se empeñan a veces en que lo percibamos como algo extraordinario.

¿Cual es el valor añadido de tu empresa que no sea el trato personalizado? Si te cuesta responder a esa pregunta debes darte cuenta que también te costará responder esta otra: ¿Por qué un cliente va a elegirte a ti  y no a otro para adquirir los bienes y servicios que necesita?

Recuerdo haber recibido la visita del gerente de una empresa que venía a ofrecernos una serie de servicios. Le escuché con detenimiento, como siempre hago  y por él pude saber que su empresa estaba certificada y tenía un montón de sellos que así lo acreditaban. Además conocí que todos sus trabajos cumplen escrupulosamente el marco que establece una Directiva que me citó un par de vece, pero que no sé precisar,  y además que realizan sus tareas sometiéndose a unos rigurosos procedimientos internos. A mí, que trabajo en lo público, me llama la atención que las empresas privadas pagan por tener procedimientos y la administración que los tiene resulta que se ahoga con ellos.

Cuando terminó el discurso, recuerdo que felicité a quien amablemente nos visitaba por los sellos de calidad, las certificaciones y los procedimientos. Aquel hombre se mostraba agradecido y ufano, y seguramente convencido de que sus argumentos habían hecho diana y el encargo estaba próximo.

Sin embargo, era pronto para que eso ocurriera porque, como a continuación le dije, a mi lo que me gustaría saber es en qué y cómo nos podéis ayudar para ser mejores. El caso es que tras un titubeo inicial, salió por peteneras y se puso a hablarme de lo competitivo del precio de sus servicios y de la suerte del momento.

Creo que lo que pasó es que yo buscaba valor añadido y él no lo llevaba en su catálogo o que quizá hablábamos distinto idioma.

Hay valor añadido cuando todo está orientado al cliente ( a la sociedad) y las organizaciones comprometidas vuelcan sus capacidades, con generosidad, a producir las mejores soluciones a las necesidades presentes pero también a encontrar las mejores soluciones a las necesidades futuras (Innovación, investigación, planificación, anticipación)

Hay valor añadido cuando la relación con el cliente se aborda siempre como si fuera duradera, como si fuera a repetirse, aunque no sea el caso.

Para mi, el valor añadido que llevo en catálogo consiste en ofrecer todo a lo que lleguemos, todo lo que descubramos, todo de lo que seamos capaces y hacerlo siempre, incluso, de oficio.

Y ahora, sabes ya ¿Cuál es el valor añadido de tu empresa?  No vale responder con  el trato personalizado.



Garboó Riocía & García Rioboó




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