domingo, 1 de diciembre de 2013

El imasdemasí

Hace años se me presentó la posibilidad de ingresar con carácter definitivo en la administración pública para la que entonces estaba trabajando. El ofrecimiento fue todo un halago pues suponía, digo yo, un reconocimiento hacia mi trabajo. A mi valedor, al que noté satisfecho mientras me hacía tan goloso ofrecimiento, se le dibujó en la cara una mueca de disgusto, cuando unos segundos después de yo haberle respondido se percató, cuando ya había empezado a felicitarme, que donde el esperaba un Sí yo había dicho un No y no sólo eso, sino que añadí lo siguiente: 

... le agradezco mucho su ofrecimiento y sobre todo la confianza con la que me distingue pero creo que la administración es el sitio ideal para echarse a perder. 

Por la cuenta que me tiene, explicaré dentro de unas líneas el sentido de esta frase. Vaya por delante, para aplacar las iras o los regocijos, que de ambas cosas habrá, que he trabajado en varias administraciones públicas y en todas ellas encontré magníficos profesionales y algún que otro "ciruelo", y eso es exactamente lo mismo que encontré en las empresas privadas en las que he trabajado. También debo decir que me siento muy orgulloso de haber trabajado en y para la administración y que ahora que lo hago en la empresa pública mi sentimiento es también de orgullo. Para mi no hay nada más reconfortante que trabajar en lo público. Puestos a currar me satisface más ahorrar un millón de euros de dinero público que hacer ganar ese millón de euros a un privado. Si hubiera tenido la oportunidad me habría entusiasmado dirigir un hospital y, en tal caso, me seduciría más que fuera uno público que uno privado. 

A estas alturas del post seguro que ya nadie me entenderá, lo cual no será extraño, porque primero afirmé que la administración es el sitio ideal para echarse a perder y luego resulta que para mi es reconfortante trabajar en lo público. Debo explicar que aquella frase que espeté, refleja una muy particular forma de ser que me lleva a tener miedo a aburrirme. Es decir, cuando la cosa pierde "vidilla" para mi también pierde atractivo.

Pero no quiero hablar de mi, sino de la administración y de los emprendedores. Ya dije que lo público es un paraíso para los emprendedores y lo ratifico ahora. En lo público hay grandes oportunidades para los emprendedores.


La administración está en entredicho. No se cuestiona tanto la misma como su tamaño y su capacidad para resolver nuestros problemas y está claro que difícilmente podrá contribuir a solucionar nuestros problemas cuando no es capaz de resolver antes los suyos.

A mi juicio la administración tiene que ser transformada más que reformada, pero tenemos el gran problema de que nadie cree que esa transformación sea posible, y como eso se considera una utopía, resulta que la propia administración no dedica tiempo y recursos para tratar de averiguar cómo hacerlo. Es decir nos encontramos instalados en un bucle diabólico que lo más que permite es parchear. 

Es un buen momento para creer que es posible transformar la administración y hacerlo de una vez. Para ello debiera ser considerado estratégico el I + D + I de lo público. Hay un gran campo para esa investigación y una financiación bestial. Si, he dicho bien, una financiación bestial.

¡Empresas, emprendedores la administración tiene que transformarse, necesita ayuda y tiene dinero para hacerlo! 


La financiación de la investigación y del coste de la transformación se obtiene de los espectaculares ahorros o los mayores ingresos que produciría la mejora de eficacia y de eficiencia que esa transformación provocaría. Son tantas y tantas las materias y tan grande el margen de mejora que merece la pena empezar a creer que la administración puede ser transformada ¿Ha pensado alguien lo que supondría mejorar un punto la recaudación fiscal de un tributo, mejorar cinco puntos la inserción laboral de los desempleados, duplicar el número de emprendedores, mejorar los resultados de la educación, organizar bien los recursos, evitar duplicidades...?


Un posible modo de desarrollar el I + D + I de lo público sería a través de organizaciones que retribuidas por su resultado, investiguen sobre lo público, desde fuera de lo público pero al lado de lo público, cuidando de no quedar  atrapadas en la tela de araña de aquello que precisamente hay que transformar. 

El modelo hará dianas cuando aglutine el conocimiento y la experiencia no solo de quienes conocen bien la administración y lo combine con innovación, imaginación y también cierta audacia, porque todo está en revisión y las soluciones pueden estar en lo convencional, cerca de lo convencional y, por qué no,  muy lejos de lo convencionalYo apuesto a que las soluciones están muy lejos de como se hacen habitualmente las cosas.


La conclusión es que se necesitarán entonces buenos profesionales para trabajar en  I + D + I de lo público. Muchos de ellos, curiosamente, trabajan en la propia administración. Está claro que algo falla. 

    



 Garboó Riocía & García Rioboó



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