viernes, 7 de junio de 2013

La tentación de copiar.

Con motivo de los exámenes de selectividad que se celebran estos días, he recordado que en mi promoción nos tocó repetir todo el proceso pues se demostró una filtración de las preguntas. Parece que todo se supo porque "pillaron" a algunos "artistas" que ni siquiera se tomaron la molestia de estudiar las preguntas filtradas y prefirieron hacer "chuletas".

A la hora de copiar el mayor descaro lo conocí en el colegio, cuando cuatro compañeros de clase, en un examen de religión, "clavaron" la relación de Papas por orden cronológico, el país de procedencia y la fecha de inicio y fin del Pontificado. ¡No fallaron ni uno! y  fue  tanta la bondad del profesor que pese a que no había formulado pregunta alguna sobre Papas en el examen, aceptó aquel alarde como una mejora.     

Ese gusto por copiar se extiende más allá de los colegios. En el caso de las empresas, nada hay más desolador que renunciar a descubrir una nueva forma de hacer las cosas, un nuevo enfoque, un nuevo camino y que se prefiera el habitual por el mero hecho de que sea el conocido. Se prefiere copiar sin pensar que se pueden estar copiando errores. 

Esa postura llevará a quien la practique a tener un hotel esencialmente igual que otros hoteles, una academia esencialmente igual que otras academias, una gasolinera esencialmente igual que otras gasolineras...Si no se quiere ser esencialmente igual hay que buscar algo más que la imagen y que el precio para diferenciarse de los demás y hacerlo sabiendo que tan pronto se consiga, alguien te va a copiar y entonces volverás a ser esencialmente igual, esta vez, por alcance. 

Cuando quieres iniciar una nueva actividad empresarial tienes una magnífica oportunidad para diferenciarte. Al conceptualizar tu empresa puede ocurrirte  que comiences tu plan creyendo que vas a crear una empresa determinada y terminar haciendo otra muy distinta. Quizás este ejemplo nos valga:

¿Cuál es la misión de un administrador de fincas? Apuesto a que un porcentaje muy alto de los propios profesionales administradores de fincas respondería que gestionar con eficiencia y eficacia las necesidades de las comunidades de vecinos, un porcentaje más pequeño dirá, que además de lo anterior, prestar servicios relacionados con las viviendas que hay en esas comunidades y, finalmente, un porcentaje muy muy pequeño dirá que su misión es cuidar a las personas y a las familias que viven dentro de esas viviendas. Me quedo con esta última.

¿Cómo cuidar a esas personas y familias que viven dentro de las viviendas? Un porcentaje alto de ese porcentaje muy muy pequeño no sabrá responder a esa pregunta y un porcentaje muy muy pequeño de ese porcentaje muy muy pequeño dirá que llevando bienes y servicios que hagan la vida más fácil a esas familias. 

¿Qué bienes y que servicios? Un porcentaje alto de ese porcentaje extremadamente pequeño no sabrá responder a esta pregunta y un porcentaje muy pequeño sabrá identificar esos bienes y servicios.

¿Cómo hacerlo?...Si siguiéramos desplegando el proceso con otras ocho o diez inevitables preguntas llegará un momento que solo unos pocos, uno o ninguno, encuentren las respuestas adecuadas a esas preguntas. Quien ofrezca respuestas  solventes y congruentes desde el punto de vista empresarial habrá dado en el clavo. 

Puede resultar estresante pero es así, tienes que estar continuamente reinventando tu empresa salvo que decidas ser uno más de los muchos y eso es terriblemente aburrido.





Garboó Riocía & García Rioboó

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