lunes, 3 de febrero de 2014

Toca abrazarse

Estamos a punto de dejar atrás las últimas etapas de recesión pero ¿Estamos a punto para dejar atrás las últimas etapas de recesión? Estamos a punto de entrar en las primeras etapas de crecimiento pero ¿Estamos a punto para entrar en las primeras etapas de crecimiento?

La distancia entre estar a punto de y estar a punto para es muy sustancial. A punto de es sinónimo de incertidumbre y de reversibilidad, significa vivir en una frontera, es estar entre lo que quieres abandonar y lo que que quieres alcanzar,  pero lo suficientemente cerca de ambos lugares como para estar un día en uno de ellos y al día siguiente en el otro sin poder hacer nada para evitarlo. Por contra, estar a punto para significa que tienes grandes posibilidades de alcanzar tus objetivos, quizá no en la inmediatez del corto plazo, que también, pero sí a la larga, pues te has preparado para ello.  

¿Cuántas veces nos habremos preguntado en qué medida se podrían haber evitado algunos de los efectos tan negativos de la crisis si hubiéramos estado preparados para recibirla?  Siendo congruentes, ahora que empezamos a ver la crisis por el retrovisor, es obligado preguntarse qué deberíamos hacer para incorporarnos, para alcanzar, para aprovechar e incluso potenciar los efectos, que se presumen beneficiosos,  de este nuevo período.

Es un grave error dejarse llevar adoptando una actitud pasiva, pues no debemos dar por hecho que la mejora de la situación general nos garantiza el contagio. No está todo hecho, ni mucho menos. Cuidado, que hasta el rabo todo es toro.

¿Qué toca hacer ahora? Algo muy sencillo pero que hacemos muy poco: Abrazarnos. ¿Con quién? ¿Con quiénes?

A mi juicio, el primer abrazo debe ser muy especial y debe reservarse a los más próximos. Lo primero es pensar en las personas que han compartido contigo estos años tan duros. ¿Cómo estás tú y cómo está tu familia? Esta no es una pregunta de trámite, es la pregunta y como tal merece una buena respuesta. En este tema solo me permito ofrecer un consejo: Introduce cambios, te los mereces y seguro que además, los necesitas.  No tienes que demostrar nada a nadie ni a ti mismo pero queda aún mucho por hacer. Si lo deseas, lee cuando puedas el reloj del empresario, un post que escribí hace un tiempo en este blog y sabrás a qué me estoy refiriendo. 

También es justo compartir la esperanza con los trabajadores y los colaboradores y reconocerles el indudable mérito de haber contribuido a sortear una situación tan complicada como la que nos ha tocado vivir estos últimos años. El empresario o el directivo no debe caer en el error de pensar que los trabajadores están en deuda con él por el hecho de haberles mantenido empleados.  Cada uno sabe si en su organización, uno, alguno, varios, muchos, o todos sus empleados, durante estos últimos años no trabajaron para él sino con él.

Las piñas, los equipos cohesionados y comprometidos son quizá el fruto más valioso que las empresas pueden recoger después de una crisis, pero es bueno tener en cuenta que la piña cuando se abre tarda muy poco en oxidarse. Cuida mucho ese fruto y vete por delante despejando también el horizonte de tus trabajadores y colaboradores. Puedes hacerlo con afecto, con gestos, con gratitud... 

Aún hay un tercer grupo de personas que merecen nuestra atención en estos momentos de esperanza. Me refiero a los proveedores que aguantaron el tirón. Sin duda hubo personas que echaron un cable y, pese a las dificultades,respondieron. Esas personas y sus empresas tomaron riesgo al hacerlo y justo es compartir con ellos el nuevo horizonte y reconocer su contribución al éxito de salir adelante. Al igual que los trabajadores, conviene recordar siempre que esos proveedores no trabajaron para ti sino contigo. Haz tú lo propio con ellos. 

¿Qué ocurre con los clientes? ¿Qué hay qué hacer con los clientes? Es seguro que estarás deseando recuperar tu facturación y tu margen ¡Que tentación!  Mi recomendación es que lo hagas ganando clientes, cuida el precio, retrasa la inflación  y añade valor. Si tu estrategia es subir precio ¡Cuidado! porque el cliente, durante estos años, ha cambiado mucho, muchísimo diría yo. 

Además de abrazar, tendrás que hacer otras muchas cosas para estar a punto para salir de la crisis, son tantas que habrá que dedicar algún post más a este apasionante tema. Sin embargo hay una de esas cosas que no me resisto a aplazar para entonces y que quizá ya estés echando en falta:

¿Qué ocurre con los bancos? ¿Qué hay que hacer con los bancos? Yo creo que nada, absolutamente nada, porque en buena lógica son ellos quienes pasarán a verte. Tiempo al tiempo.
Ten más cuidado, esta vez, con sus abrazos.





Garboó Riocía & García Rioboó























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