Hace años conversaba con un buen amigo sobre el cierre de wall street. No, no me refiero a la bolsa neoyorquina, sino a una franquicia cuyo objeto era la enseñanza del idioma inglés. A mi, el cierre mi pilló mediado el curso que había contratado y más que por el dinero perdido lo sentí porque era la primera vez que había iniciado un curso de inglés y no lo había abandonado. En este caso fue el curso el que me abandonó a mi y allí quedó mi nivel de principiante y así sigue. De esto hará, fácil, diez años.
Recuerdo que en aquella conversación mi amigo, no sin cierta solemnidad, me dijo:
Esto del inglés tiene que poder hacerse de otra forma.
Tienes ¿Qué?
Diré que veo con frecuencia a este buen amigo que también tiene la suerte de vivir en Cáceres, pero no recuerdo haber vuelto a hablar con él de aquel tema. Hace poco más de un mes recibí un correo suyo en el que escribía:
Ya lo tengo.
Un abrazo.
Mi correo de respuesta fue un lacónico:
Tienes ¿Qué?
Otro.
Y al mío le sucedió un emocionado:
Lo del inglés ¿Te acuerdas? Te dije que podía hacerse de otra forma y efectivamente se puede. Me ha llevado un tiempo pero se puede. ¿Quieres invertir en el proyecto?
Después de conocerlo, creo que ha merecido la pena esperar.
Será un gran reserva.
Será un gran reserva.
Garboó Riocía & García Rioboó
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