Ha entrado el otoño y para celebrarlo decidí ir a caminar por el campo. Elegí una ruta circular de 9 kilómetros totalmente llanos que se hacen por un camino que rodea íntegramente un pantano en el que había una auténtica convención de garzas y patos. Disfruté mucho admirándolos. La cola del pantano es especialmente bonita pues asoman las paredes de los antiguos cercados de pizarra que el agua normalmente tapa. Son pasarelas tendidas que algún atrevido podría emplear para caminar en equilibrio sobre el agua y adentrarse en el pantano.Iba esta vez sin compañía, lo cual no quiere decir solo, y como siempre hago cuando camino, traigo a mi mente asuntos sobre los que pensar. Ando estos días dándole vueltas a un nuevo proyecto empresarial de servicios turísticos que me tiene entusiasmado. Busco la clave que lo haga redondo y me planteé encontrarla a lo largo de la mañana.
Con la mochila a la espalda y con uno de los bastones que me preparé este año en Asturias eché a andar y a buscar respuestas. No diré más que durante el paseo encontré la respuesta y me formulé otras preguntas. A lo primero me ayudó un twit del Conde de la Dehesa que había leído recientemente en el que decía que hay que cuidar al turista desde antes de que decida visitarnos. Pero lo más importante no es lo qué resolví y sí que lo resolví y lo hice, una vez más, en un entorno muy diferente a aquel en el que cada día nos sumergimos para trabajar.
Tan convencido estoy de ello que lo recomiendo abiertamente como parte del proceso de adopción de nuestras grandes decisiones empresariales, profesionales e incluso personales. Antes de decidir, hacer una ruta, puede ser inteligente.
Emprendedor, ponte las botas y disfruta en el campo.
García Rioboó & Garboó Riocía
No hay comentarios:
Publicar un comentario