Esto está empezando a ocurrir y no dudamos en afirmar que la actividad emprendedora va a repuntar en España en los próximos meses y será mucho más vigorosa que nunca durante los próximos años y esto es lógico que ocurra así, y así ocurrirá, puesto que nunca como ahora, habrá tantas personas cualificadas con la firme decisión de emprender. Esas personas sencillamente no se conforman y han decidido que no quieren o que no pueden esperar a que una empresa les llame para trabajar.
La actividad emprendedora en España será imparable y con esto se demostrará que
el principal freno de la misma no era la financiación y sí la existencia de
alternativas mucho más confortables para salir adelante. El deterioro de esas
alternativas hace, simple y llanamente, que la opción de emprender cobre
fuerza.
Lo interesante es que esta nueva generación de emprendedores se caracterizará por su completa formación y experiencia. Probablemente se acabarán los modelos de gestión de compañías enfocadas exclusivamente al desmesurado afán de crecer por crecer por la vía del endeudamiento y por contra será prioritaria la innovación y la calidad de los bienes y servicios producidos.
Pero además esta nueva generación de emprendedores que nace del desastre económico va a contribuir de manera decisiva junto con las exportaciones a salir del mismo. En efecto, la actividad emprendedora y las exportaciones son las mejores armas para combatir el desempleo y por ello hacen bien, muy bien, aquellos que favorecen una y otra actividad pues son certeros.
El paro es el gran problema y nos dicen los "expertos" que solo se crea empleo neto cuando crezcamos a razón de dos puntos en tasa interanual y de eso aún estamos muy lejos. Aquí hay un verdadero sistema de ecuaciones, puesto que si crecer depende en buena parte del empleo y el empleo depende en buena parte de crecer, si el crecimiento requiere consumo y éste depende de la renta disponible y ésta del empleo, de menos impuestos, de los tipos de interés, resulta que estamos ante una ecuación imposible salvo para los emprendedores y los consumidores de otros Estados.
Despacito nos vamos alejando de la amenaza angustiosa de una intervención que se daba por segura y es que el déficit público va poco a poco, muy poco a poco, bajando peldaños de esa escalera por la que nunca debió subir y lo mismo hace, pues van de la mano, el coste de nuestra financiación, la muy famosa prima de riesgo. Ello está siendo posible por el menor gasto de las administraciones públicas, aunque no de todas y la estabilización de la recaudación fiscal. Además las exportaciones crecen y le quitan un poco de vértigo a la caída del producto interior bruto demostrándose que aquí hay un buen motor para el crecimiento.
Las entidades financieras siguen dotando provisiones para
sanear sus balances, queda camino por recorrer pero hay al menos media docena
de entidades que conservan músculo y van a abrir tímidamente el crédito. Ese
crédito debe empezar a llegar a las empresas, que a la fuerza se han hecho
más competitivas, y también a los emprendedores.
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Waldo |
Garboó Riocía & García Rioboó
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