
Esa colaboración, que se suele iniciar pensando en los costes, no puede olvidar al cliente salvo que queramos que fracase. Pensando en el cliente es fácil imaginar una campaña de publicidad conjunta, también idear promociones combinadas de productos y un gran paso sería poder hacer un único pago en una caja central.
¿Es suficiente lo anterior para que prosperen este tipo de iniciativas? Hoy en día, desde luego no. El proyecto solo funcionará si cada uno de los integrantes del proyecto asume un comportamiento corporativo y se compromete a respetarlo. Si no es así no merece la pena intentarlo, pues será un fracaso. El proyecto además de funcionar será fructífero y hasta brillante si deja un espacio para la innovación y para la imaginación y ambas se ponen al servicio del cliente. Es decir, será necesario algo más que vender fruta, pescado, pan y carne, y a ese más se llega por la vía de la innovación. Lo que explicamos es válido para este tipo de actividades y para todas en general. La colaboración admite grados pero no término medio. Es decir debe ser intensa y completa, honesta y leal, ordenada y planificada.
¿Cabe la colaboración entre emprendedores? Desde luego que sí. No escondemos que es complejo poner en pie varias actividades empresariales a la vez pero eso no quiere decir que sea imposible. No es difícil imaginar algunas actividades a las que lo que más les favorece es que se inicien varias de ellas a la vez. Un ejemplo son las calles temáticas, la hostelería, el ocio... ¿Por que no coordinarse para colonizar una calle, un barrio, una población a la vez? Yo a esto lo llamo hacer zoom, es decir observar con detalle a tu alrededor. La mayor torpeza es pensar que estás solo.
Garboo Riocía & García Rioboó
No hay comentarios:
Publicar un comentario